Época: Kursk campaña
Inicio: Año 1943
Fin: Año 1944

Antecedente:
La tormenta estalla en el Este

(C) Miguel Angel Castillo



Comentario

Los ejércitos de Stalin disponían de medios, hombres e ideas para seguir demoliendo la fortaleza alemana. El 13 de julio atacaba Koniev, con su Primer Frente de Ucrania, dotado de medios impresionantes: cerca de un millón de hombres con más de 16.000 cañones, morteros y lanzacohetes, más de 3.000 aviones y más de dos millares de blindados pesados (tanques y cañones de asalto).
Frente a ellos tenía Model -que conservaba también la jefatura de este grupo de Ejércitos- 42 divisiones, con algo menos de 600.000 hombres; no era excesiva su inferioridad en infantería, sin embargo habría de combatir en proporción de 1 a 2,5 en carros y de 1 a 6 en el aire. Fue éste el factor decisivo en esta dura batalla que daría a Koniev el sureste de Polonia y le llevaría a las fronteras de Checoslovaquia.

El ataque se inició el 13 de julio con un doble golpe en el norte y en el sur de Brody. Tras 48 horas de duro forcejeo, el I Ejército Panzer (Raus) fue taladrado y todos los contraataques blindados resultaron abortados en las cunetas de las carreteras por el abrumador poderío aéreo soviético, que se ensañó con los blindados alemanes. La tenaza se cerró sobre Lvov, donde quedó cercado el 13° cuerpo de ejército alemán, mandado por Hauffe, que se rendía el 23 de julio con 17.000 hombres. En la bolsa contaron los soviéticos cerca de 30.000 muertos.

Esa derrota abrió un amplio boquete entre los dos ejércitos, que formaban este grupo denominado Ucrania Norte, amenazando con quedar cercado contra los Cárpatos el ejército de Raus. Model sacó tropas del Grupo de Ejércitos Ucrania Sur y replegó a Raus, mientras Koniev empujaba al resto de las tropas alemanas hacia el curso del San y aun más al oeste, pues estableció una cabeza de puente en Sandomierz, a más de 200 kilómetros de su línea de partida.

En esta serie de batallas perdidas y de retrocesos inevitables, los alemanes no sólo sufrieron cuantiosas bajas humanas y destrucciones de armamento, sino también pérdidas importantes de materias primas, como el petróleo de los campos del sur de Polonia.

En seis semanas de lucha habían perdido los alemanes 60 divisiones, esto es, cerca de 800.000. hombres, un tercio del total de fuerzas destinadas en el frente del Este. Los historiadores soviéticos ofrecen para este periodo la cifra aproximada de 380.000 muertos, cerca de 200.000 prisioneros y casi 200.000 heridos que pudieron ser evacuados a la retaguardia alemana.

No es de extrañar, pues, que el 27 de julio, un portavoz del Ejército Soviético declarase "...EI ejército alemán ha sido irremediablemente derrotado y disperso". Similar era la opinión del ya mariscal Rokossovsky, que por esas mismas fechas declaraba a una agencia británica: "Los alemanes caminan hacia la muerte. Desde hace tiempo apenas tienen gasolina. Las tropas han perdido todo contacto con sus estados mayores".